Hay muchas cosas en la vida que están fuera de nuestro control y ocurren por suerte; buena o mala, pero por suerte. Por ejemplo, nos consideramos de buena suerte si tenemos buen tiempo en nuestro día libre, si nacimos saludables, o si le ponemos $5 a una maquina de juego y nos ganamos un gran premio. Por otra parte, le llamamos mala suerte al que se nos ponche una goma en camino al trabajo, si nos cancelan el vuelo de regreso a casa, o si se nos cae el teléfono en el toilet tras el asombro de alguna foto en Facebook.
Es cierto que estas situaciones todas tienen que ver con la suerte; palabra que se define como “Encadenamiento de sucesos considerado fortuito o casual, azar” O sea, que ocurren independientemente de nuestras acciones.
Pero en demasiadas ocasiones usamos la palabra “suerte” para justificar nuestras deficiencias. Así como decirnos una mentirita blanca a nosotros mismos. Por ejemplo, al ver una colega que se mantiene en forma decimos “Que suerte tienes amiga que te da el tiempo para ir al gimnasio!” O si escuchamos que el primo o la tía se van de vacaciones decimos “Que suerte tiene de poder pagarse una vacaciones.”
La realidad es que esas circunstancias no tienen nada que ver con la suerte. Son el resultado de esfuerzo y dedicación. Tu amiga deja de ver TV, falta a los happy hours, o se levanta dos horas más temprano para hacer ejercicios. El primo que se va de vacaciones dejó de comer afuera y de salir de compras para ahorrar lo necesario e irse de vacaciones.
TU TAMBIEN PUEDES! No uses excusas para esconder las vagancias y las faltas que tienes, que tenemos todos. Que confío en ti, y se que eres más fuerte que eso! Haz una lista de metas y decídete a tomar los pasos necesarios para lograrlas. Tu logros no dependen de la suerte, dependen de ti! Y yo se que tu puedes! No esperes más, apunta ahora mismo lo que quieres lograr y los pasos que vas a tomar.
Tu puedes. Yo lo sé.